*Tras fallo a favor de Estados Unidos, no todo está perdido; considera biólogo

Orizaba, Ver.- Tras el fallo de un panel de resolución de disputas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) a favor de Estados Unidos en una controversia relacionada con el uso del maíz genéticamente modificado (GM) el pasado 20 de diciembre, no todo está perdido, pues México ha logrado imponer restricciones clave para proteger la biodiversidad y la salud pública, aseguró el presidente del Consejo Intermunicipal de Ambientalistas (Cima), Graciano Illescas Téllez.
En entrevista, recordó que con ello se obliga al país a permitir el ingreso de maíz transgénico, lo que representa un “foco rojo” para la biodiversidad del país, dado que podría afectar las variedades nativas y alterar la cadena ecológica, sin embargo, las limitaciones impuestas en la resolución, que restringen su uso exclusivamente para la industria y la alimentación animal, ofrecen un respiro para mitigar los riesgos.
El biólogo explicó que la derrota en el T-MEC está vinculada a las deficiencias en la política ambiental durante el sexenio anterior, pues varias instituciones clave del sector ambiental, como el Instituto de Ecología y el Instituto de Cambio Climático, enfrentaron recortes presupuestarios y una falta de respaldo que minó su capacidad para defender con firmeza los argumentos en contra del maíz transgénico.
Atribuyó estas dificultades a la falta de prioridades en la agenda ambiental del gobierno, lo que dificultó la construcción de argumentos sólidos para enfrentar la demanda de Estados Unidos en el panel del T-MEC. “Durante los últimos tres o cuatro años, estas instituciones vivieron en incertidumbre. Hubo recortes presupuestarios y la amenaza de desaparición de organismos tan importantes como el Instituto de Ecología”.
Agregó que a pesar de la derrota legal, México logró implementar dos restricciones fundamentales para proteger tanto la salud pública como la biodiversidad, pues el maíz transgénico que ingrese al país será exclusivamente para uso industrial y como alimento para ganado, lo que limita el riesgo de que llegue al consumo humano.
Además, se mantiene la prohibición de sembrarlo en territorio nacional, “Estas limitaciones son cruciales porque, aunque el maíz transgénico puede ser más resistente a enfermedades y cambios climáticos, su impacto en la biodiversidad es irreversible. México no solo está defendiendo la salud pública, sino también protegiendo su enorme riqueza biológica”, apuntó Illescas.
Explicó que el tema del maíz transgénico sigue siendo polémico, púes por un lado, las variedades modificadas genéticamente ofrecen ventajas como una mayor resistencia a plagas y condiciones climáticas adversas, pero también podrían representar un riesgo. “El daño a la biodiversidad y la alteración de la cadena ecológica son efectos irreversibles. México es un país con una gran diversidad de maíces nativos, que son fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas. Es necesario que se priorice la protección de esta riqueza”.