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México, ese extraño país

México tiene una población muy extraña.  Digna de análisis sociológicos y estudios de doctorado para tratar de entender lo incomprensible del ¨criterio mexicano¨ respecto a asuntos públicos.  Parte se explica en función de la ignorancia de la población, parte en la efectividad de la maquinaria de propaganda del estado, y parte de la historia inventada por el régimen de la revolución hace un siglo, para justificar el nacionalismo revolucionario, mismo que sigue vigente en la mente y los corazones de millones de mexicanos que son incapaces de buscar respuestas históricas más allá de los libros de texto de primaria.

Cualquier ciudadano de un país civilizado se sorprendería de que el ciudadano común aplauda un robo a su patrimonio como el que se lleva a cabo por la política energética del país.  Me explico, en México le han hecho creer a la población que el petróleo es de todos los mexicanos.  Sin embargo, el gobierno le regala la extracción petrolera a una empresa que se llama PEMEX, en lugar de generar competencia, para que extraiga el petróleo quién más pague al erario por esa extracción.  Así, los mexicanos perdemos miles de millones de dólares y aplaudimos por ello.  Durante el sexenio pasado, el Derecho de Utilidad Compartida se redujo del 65% al 30% en 2024

Considerando además que por cada barril de petróleo que se refina en México, la empresa pierde aproximadamente 40 dólares, resulta por demás extraño ver a mexicanos celebrar que se incremente la capacidad de refinación del país y se reduzcan las importaciones de gasolina.  Muchos han sido domesticados para justificar con el argumento de que es el precio de la soberanía energética, olvidando que México quema una enorme cantidad de gas que sale de sus pozos, y al mismo tiempo importa la mayoría del gas licuado de petróleo que necesita de Texas.  Es decir, somos absolutamente dependiente del gas de Texas, sin que nadie haga algo por remediarlo.

Sumemos a lo anterior las celebraciones en ese lodazal de ignorancia (del que no sabe) y odio a la patria (del que sabe y celebra) por el supuesto rescate a PEMEX en cada sexenio.  Por poner una medida, PEMEX fue subsidiada el sexenio anterior con 150,000 millones de dólares, mismos que no redujeron su deuda en más de 7,000 millones de dólares.  Esos subsidios a PEMEX fueron de 2.1 BILLONES de pesos en apoyos fiscales, equivalentes al 6.1% del producto interno bruto.

PEMEX enfrenta pagos de deuda los próximos doce meses del orden de 28,000 millones de dólares, eso sin contar la deuda con proveedores que ya ronda los 40,000 millones de dólares. La solución ha sido buscar convertir parte de la deuda de PEMEX en deuda de todos los mexicanos, comenzando con un paquete de 12,000 millones de dólares los próximos meses.   El gobierno busca que convertir la deuda de PEMEX en deuda soberana se haga de manera paulatina con el fin de no afectar la calificación crediticia del país, que se ha visto muy presionada por el brutal incremento de la deuda pública en el sexenio de AMLO.

En lugar de estimular la producción de energías limpias mediante el sector privado, lo que elimina costos de inversión y riesgos empresariales para el gobierno, la propuesta de rescate a PEMEX incluye su participación en energías limpias y litio.  A pesar de la historia de fracaso administrativo, en eficiencia y económico de la empresa, demostrado a través de décadas de saqueo, sueldos y prestaciones elevadísimos  y número de empleados que implica que deberían despedirse 9 de cada diez empleados de PEMEX para convertirla en eficiente.

En cuanto al Litio, tras la nacionalización (de algo que ya era propiedad de la nación), el gobierno revocó las concesiones a Ganfeng sobre 15,000 hectáreas en Sonora, lo que provocó que la compañía china interpusiera un litigio ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI). El litigio, que sigue sin resolución, ha frenado por completo cualquier intento de exploración en esa zona.

Por si fuera poco, en 2023, el gobierno declaró una zona de reserva titulada Li-Mex1, que abarca más de 234,000 hectáreas en Sonora, incluidas aquellas que se le retiraron a Ganfeng. Sin embargo, debido al litigio en curso, Litio MX se encuentra imposibilitada para realizar cualquier acción en ese terreno. De hecho, la nacionalización y los conflictos legales han apagado el único proyecto serio para explorar y eventualmente extraer litio del país.

Con esta táctica, se logró evitar que México avanzara en la explotación de su Litio.  Se creó Litio MX, empresa que no tiene ni oficinas propias y no más de 14 empleados, y que a pesar de llevar gastados 30 millones de pesos, no ha hecho nada -porque está legalmente impedida-, por extraer litio. 

Como solución, PEMEX buscará producir litio de las salmueras petroleras, que son aguas que se encuentran en los yacimientos subterráneos.  Lo único que le faltaría a una empresa que ha demostrado fracasar en sus proyectos, es adquirir la capacidad tecnológica para obtener ese litio de las salmueras petroleras.   Una empresa que no puede conducir y utilizar el gas de sus propios yacimientos desde hace 50 años enfrenta otro reto tecnológico.

Así en un mundo extraño para cualquier pensador civilizado, la población mexicana aplaude proyectos teóricos que jamás se llevan a cabo, nacionalizaciones legalmente mal ejecutadas que causan impacto mediático pero que generan un retraso monumental en la explotación de un recurso natural valioso, el crecimiento del déficit económico por encima del 5%, y el robo descarado de sus recursos petroleros regalados a una empresa que hoy por hoy, no beneficia en nada a los mexicanos.

elbaldóndecobian@gmail.com                                                  @jmcmex   

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