*Comandante supremo
*Aplausos y sanciones
*Texcoco y Santa Lucía
Hace unos días se inundaron de comentarios las redes de Internet, cuando el presidente de México abordó como parte de los pasajeros uno de los aviones de Aeroméxico, nave en la cual el capitán al brindar la bienvenida a bordo a los pasajeros, dirigiéndose al Presidente Andrés Manuel López Obrador (quien también formaba parte de los viajeros) le refirió una breve reflexión sugiriéndole que se retomara la construcción del aeropuerto de Texcoco, en tanto que -según el piloto en cuestión- resulta una mejor propuesta para la aeronáutica nacional…
Retomamos el apuntado tema porque las redes de Internet nuevamente se han copado de comentarios, al trascender que la empresa aérea en referencia, ha convocado al capitán de dicha nave para que explique el porqué de su comportamiento, en especial cuando se utilizó un equipo de comunicación de la nave en cuestión, cuyo uso tiene puntualmente marcados los protocolos y los fines, todo ello en favor y beneficio de los pasajeros y nunca para otras finalidades que se encuentren fuera de los ámbitos claramente especificados.
Y por aquí se filtraron ayer los hechos en tales escenarios sobre “la investigación al capitán”, cuando de inmediato “Chairos, fifís, transformadores y neoliberales” se trabaron en las mismas redes de Internet en una polémica en la cual, unos aplauden la determinación de la empresa aérea y otros la sancionan con severidad.
Los defensores del “atrabancado Capitán”, refieren el derecho a la libertad de expresión e incluso apuntan la expresión tradicional arraigada en los ámbitos de la marina que sentencia que en un barco quienes mandan son “Dios y el Capitán” porque los demás hacemos lo que ellos ordenan, tradición de siglos que en los ámbitos de referencia, en éstos momentos cuadra con naturalidad para apuntalar la defensa del espontáneo promotor del aeropuerto de Santa Lucía.
Pero la empresa aérea piensa distinto y ya se encuentra afinando el expediente para efectuar “una platicadita” con el osado piloto, sobre el cual miles o millones de mexicanos estarán pendientes en torno a lo que acontezca en los marcos de su actividad profesional, sobre la cual, se sostiene en las redes de Internet, que todo el personal de vuelo tiene claramente especificados sus normas y sus protocolos y, en ninguno de ellos se especifican las posibilidades de escenarios como el que se registró en días pasados.
Y es que ciertamente (debe reconocerse contra viento y marea) que usar el altavoz del avión para que ante el Presidente de la República, el mando superior de la nave le señale al Jefe Supremo del País, que es mejor el primer proyecto de Texcoco para construir el aeropuerto, que el autorizado por el pasajero distinguido y Presidente del territorio mexicano, jefe territorial de tierras y de sus espacios aéreos, incuestionablemente representa un hecho ejecutado fuera de lugar que, de alguna forma, contraviene las normas protocolarias a las que debe sujetarse el capitán de la nave.
Distinto hubiera resultado si el capitán en referencia, se acerca en lo personal al Presidente en áreas del aeropuerto, pero sin haber aún abordado la nave, para referirle en privado y con respeto, apegado a los hábitos diplomáticos que caracterizan al personal de las líneas aéreas, su particular punto de vista que como profesional del ramo, contempla en torno a la polémica que priva entre los mexicanos sobre la construcción de un nuevo aeropuerto.
Pero ante hechos distintos a más de sorpresivos registrados sobre el tema, razón le asiste a la compañía aérea para investigar y calificar el que, sin autorización alguna, integrantes de su personal del más alto nivel, como debe ser calificado un capitán de una avión de pasajeros, envíe desde la cabina de mando un mensaje abierto para todos los viajeros, en el que se agrega la opinión del capitán de la nave y por lo mismo representante mayor de la empresa en el transcurrir del vuelo, desaprobando la ejecución de una obra públicamente directamente gestionada y ordenada por el Presidente de la República, escenario que por sus propias dimensiones no registra antecedentes en la historia de la aviación civil en el país.
Referimos el tema porque no podríamos calificar ni como ocioso, ni como descabellado, el que la compañía aérea abra una investigación y una evaluación sobre tales escenarios, no precisamente para castigar y sancionar al ahora famoso capitán de la aviación mexicana, porque no se registran rangos de mala fe, por el contrario, se podría pensar que la intención del capitán fue externar su opinión como profesional del ramo y no para polemizar, en tanto que en sus propias palabras deja entrever que si ya no hay marcha atrás sobre el tema, pues ni modo…
Pero ciertamente en el marco de los procedimientos iniciados por la empresa sobre el tema, se deben calificar como apropiados el que se apliquen, lo que permitirá dejar en claro ante la Presidencia de la República, que lo sucedido no fue estimulado por la compañía y que, a más de ello, en temas complejos y sobresalientes que involucran afanes e intereses de terceros, el personal de las líneas aéreas en servicio, no debe referir opiniones sobre el tema, en tanto que ello podría generar incomodidad para alguno de los pasajeros que merecen el buen trato de todo el personal de la nave, porque son quienes hacen posible la existencia de la empresa.
Hoy en las redes de Internet la polémica sobre el tema podría ser calificada como el reflejo de los momentos virulentos de los que están en contra y de los que están en favor, en el sentido de que la línea aérea evalúe y llame a la no intervención del personal en temas como el de referencia, escenarios en los cuales debe tener alojo en nuestros entornos la prudencia y, recordar con claridad, como decían en antaño nuestros ancestros… “El cliente siempre tiene la razón”… Ni de más, ni de menos.