Causas y efectos

¿Privatizar a Pemex?

Columna Causas y Efectos de Alfredo Rios

*Duarte…Desquite político
*La Esperanza del Buen Fin
*Reconocimiento a policías

El plan maestro diseñado y aplicado desde hace muchas décadas en los espacios de ámbitos financieros, o sea, originado en torno a los intereses de ciertos sector de notorio poder (para aquel entonces) identificados como parte del “capitalismo mundial”, cuya finalidad consistía en influir hacia el proceso de la degradación productiva, así como de la imagen, potencialidad y efectividad de empresas propiedad del pueblo y administradas por el sector gubernamental, en diversos países del mundo, renglón en el que por la década de los años cincuenta, México destacaba tanto en número de empresas como en niveles de productividad, vuelve en la actualidad a reactivarse cuando se escuchan recomendaciones dirigidas al Gobierno de nuestro país, para que se retire de actividades industriales y deje de participar en la explotación petrolera, argumentando para ello “las limitaciones del Gobierno Mexicano” para convertir en productivas y exitosas a empresas que en otros países forman parte del sector privado.

Los mexicanos tenemos claro que las industrias propiedad del pueblo metalmecánicas, azucareras, mineras, ferroviarias y de transporte aéreo, así como de telefonía, hotelería, cinematográficas, siderúrgicas, de radio, prensa y televisión, al igual que munchas otras más, fueron rematadas y pasaron a manos del sector privado, no precisamente por “ser empresas improductivas”, sino que así las manipularon en sus espacios administrativos para justificar artificiosamente su desincorporación, en beneficio de núcleos de poder económico, que encubrieron intereses entrelazados con los mismos espacios gubernamentales.

La desincorporación del patrimonio nacional de una variedad envidiable de compañías mexicanas, forma parte de una cadena de actos que manchan la historia de la vida pública mexicana, resabios negativos que nunca serán olvidados por la historia de nuestro país, como tampoco quedarán en el olvido los abusos que al interior y en sus entonos se registran en la actualidad, en las aún estatales empresas petroleras y de generación de energía eléctrica, al que se puede sumar el descontrol en el manejo de las casetas de peaje de “nuestras carreteras”, al igual que de otras empresas que siguen siendo “propiedad y para beneficio del pueblo de México”.

Sostienen los especialistas en medicina que lo generado al interior de un organismo que amenaza la salud y la vida misma, debe ser extirpado o tratado apropiadamente para salvaguardar la salud, por lo que fundamentado en lo razonable no se podría coincidir en quienes hoy recomiendan que, para aliviar la pandémica economía mexicana, empresas propiedad del pueblo mexicano que han sido “dañadas” por latrocinios e ineficacia interna, como sucede en Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad y otras compañías paraestatales, deben ser puestas a la venta y evitar (con ello) que prosigan dañando la economía de la Federación, en tanto que con ”tales adefesios” industriales en lugar de ganar se pierde.

Y entonces es obligado el reflexionar e identificar, el por qué muchos de aquellos que en su momento compraron empresas propiedad del pueblo mexicano, rematadas por órdenes de anteriores gobernantes, como lo fueron el sistema telefónico nacional, las redes ferroviarias, los hornos y las industria metalmecánica, los sistemas de radio y televisión, los ingenios azucareros y muchas otras empresas paraestatales, que en corto tiempo después de adquiridas incrementaron significativamente sus dividendos e incluso, sus directivos lograron ensanchar sus relaciones personales al convivir con núcleos y personajes del ámbito financiero de los más importantes del mundo.

En el México actual, industrias como la Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexicanos no deben desincorporarse del Estado Mexicano, pasando a manos del sector privado, lo que se requiere es administrarlas correctamente y hacerlas más productivas, todo ello en los marcos de la honorabilidad, la habilidad y los conocimientos, sin castigar con incrementos injustificables a la colectividad, sino dotarla de mayor eficacia tanto desde el punto de vista operativo, como desde los renglones administrativos.

Las referencias de “petroleros multimillonarios” en muchas partes del mundo (donde la explotación de hidrocarburos la abarca el sector privado) es el claro ejemplo que sí es rentable el negocio de la producción y exportación petrolera, como lo es el de la energía eléctrica y el de sistemas de transporte, sin embargo, es México se habla de históricos e incluso actuales quebrantos en tales rubros, ello porque aparte de la ineficacia existe la deshonestidad…

Es la corrupción sistemática al interior de las estructuras gubernamentales, lo que ha quebrantado a empresas como los Ferrocarriles Nacionales de México, sistema de transporte que puede operar como el más confortable y seguro para los viajeros mexicanos, que incluso puede adecuarse para dotarlo de sorprendente velocidad, pero que en México como resultado de corruptelas y tolerancia sobre las mismas, en lugar que crecer y desarrollarse se vendió “al mejor postor”.

Los apuntes en referencia a los que se podrían agregar muchas más historias en el mismo sentido, son claros indicadores que lo expuesto en los últimos días en el sentido que existen “recomendaciones”, para que el Gobierno de nuestro país, proceda a la privatización de lo poco que nos queda como patrimonio industrial de los mexicanos, no tiene como antecedentes entre la población otro enfoque, que no sean los efectos de la corrupción, del desorden y la escasa honorabilidad al interior de diversas empresas propiedad del pueblo mexicano, ámbito en los cuales, gobierno y organizaciones sindicales, han operado a su antojo y sin la vocación productiva y honorable que ciertamente distingue a la mayoría de los mexicanos, pero nunca se debe olvidar, que siempre se requiere de los menos para transformar pilares sólidos hacia el desarrollo, en verdaderos escombros… Ahí la dejamos.

Lo que se lee

Dicen en los pueblos y vecindades de tierras veracruzanas (e incluso se podría abarcar que hasta en las metrópolis de otras regiones) que en ciertos momentos y circunstancias, las declaraciones de un ex funcionario público contra otro del mismo sector (aunque no sean del mismo rango) deben calificarse no como “venganzas”, sino más bien como “des-quitanzas”…

En tales marcos podrían ubicarse las recientes declaraciones externadas éste fin de semana (primera del mes de noviembre) entre tonalidades moradas y cantares en los cementerios, efectuadas por el exgobernador veracruzano Javier Duarte de Ochoa, quien, ante los señalamientos de probables hechos de corrupción, entre la ya indiciada empresa Odebrech y la anterior administración del Gobierno Federal… Agregó el exgobernador jarocho que, personalmente el entonces Presidente de los mexicanos Enrique Peña Nieto, le comentó que le otorgara atención y trato especial a la empresa en referencia, dando a entender que se trataba de una instrucción presidencial para conceder trato preferencial a la empresa en referencia.

Tales escenarios y exposiciones nos inclinan a pensar que definitivamente “la ropa ya no se lava en casa”.

Lo que se ve

Como es de esperarse, uno de los sectores más productivos en los marcos financieros internacionales, como lo es el de prestadores de servicios turísticos entre los que podemos citar a las líneas aéreas y de transporte en general, centros de diversiones, hoteles, restaurantes, comerciantes semifijos y muchos otros más, han sido blanco directo de los efectos colaterales de los ámbitos pandémicos, porque el aislamiento de amplios núcleos de población como medida de autoprotección, invariablemente habrá de golpear a tales espacios, con efectos notorios e incluso con rangos de quebranto.

Bien hacen los tres niveles de la administración pública mexicana, el municipal, el estatal y el federal, en adherirse a los esfuerzos del comercio mexicano para que, los días ahora ampliados no a un fin de semana sino a diez días consecutivos, permitan incentivar la actividad comercial que se ha reducido de manera notable, como resultado directo de los efectos de la pandemia y las medidas de contención dictadas por las autoridades sanitarias… Bien

Lo que se oye

Excelente la determinación del Gobierno del Estado de Veracruz, de entregar viviendas dignas a las familias de policías que perdieron la vida en cumplimiento de su deber.

La decisión obviamente ordenada por el Gobernador de Veracruz Cuitláhuac García Jiménez, ejecutada por el titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Veracruz, Hugo Gutiérrez Maldonado, constituye el mejor homenaje que se le puede rendir a un policía que muere en cumplimiento de su deber.

No desamparar a familias que pierden en el cumplimiento de su deber a quien es el sostén de la casa y padre de niños que lo requieren, al igual que su compañera de vida, refiere incuestionablemente un gesto que seguramente merece el reconocimiento no sólo de la familia enlutada, sino de toda la sociedad en lo general… Bien hecho señor Gobernador: Cuitláhuac García Jiménez.

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