Orizaba, Ver.- Gracias a los restos óseos hallados en Valle de Maltrata, zona de paso entre el altiplano y el Golfo de México, se ha podido conocer las enfermedades y padecimientos que sufrieron los habitantes de esta región, destacando algunas enfermedades infecciosas y lesiones por las actividades que realizaban aseguró la antropóloga física y doctora en Estudios Mesoamericanos de la UNAM, Judith Ruiz González.
A través de la conferencia “Aquila en tiempo antiguos. Prácticas y rituales en torno a la muerte”, destacó la importancia de los sepelios como fuente de información, pues dijo que a través del entierro de Barriales de las Besanas, se ha conocido que las personas en esta zona de mucho tránsito, manifestaba diversos padecimientos por contagio como son la sífilis y algunas otras infecciones.
Entre estas enfermedades detalló destacan las infecciosas diversas, como diarreicas y sífilis, además de que la gente también padeció problemas de la columna, rodillas, antebrazos y tobillos. “Es interesante que en los huesos óseos de la niña de Barriales hay lesiones en sus huesos bien específicas y que nos orientan a diagnosticar que probablemente padeció sífilis congénita”.
Explicó que esa enfermedad no sólo deja huellas en la piel, sino en los huesos, ya que provoca una deformidad en las piernas, la inmovilidad en los segmentos superiores del cuerpo y el desarrollo no es igual que si el niño estuviera sano, pues hay un retraso en su crecimiento.
Aseguró que los análisis de los restos de las fosas subterráneas de Rancho Verde permiten conocer que otras enfermedades infecciosas provocaron la muerte de esas personas, lo cual se debió en buena parte a que al ser el Valle de Maltrata una zona de paso entre el altiplano y el Golfo de México hubo mucho tránsito y con ello también hubo contagio de padecimientos.
Dijo que gracias a estos descubrimientos se ha conocido información sobre la vida de las personas, y en el caso del Valle de Maltrata había personas que se dedicaban a ir al Pico de Orizaba para extraer bloques de obsidiana, lo que se reflejó en lesiones en la columna, los antebrazos y tobillos, ya que cargaban los bloques en la espalda, dejando estragos en el esqueleto de esas personas, también las mujeres que se dedicaban a la molienda tenían secuelas en las rodillas y antebrazos, y también había lesiones en los tobillos por caminar mucho en pendientes agrestes.
“Lo más interesante es que se puede conocer cómo fueron procesados, por ejemplo el maíz se ve alterado porque fue molido y tostado, el chile, tomate verde y frijol estaban hervidos, posiblemente los usaron en guisados o una salsa, y el maíz para hacer harina y atole”, finalizó.