*DOLOROSA TRAGEDIA POR INDOLENCIA
*¿AUMENTARÁN BOLETO DE URBANOS?
*CAÑEROS EXIGEN MEJOR LIQUIDACIÓN
Los hechos trágicos registrados en el Estado de Hidalgo al final de la semana pasada, nos reflejan tanto al interior de nuestro país, como hacia la población de todos los países del mundo, como una colectividad ya no sólo dotada de la mágica fantasía, con tradiciones y leyendas que enriquecen nuestra cultura, pero que, paralelamente a tales valores, en los días actuales México se ha convertido en una nación invadida por crecientes niveles de inseguridad, irregularidad y violencia.
Los escenarios que atravesamos en el México actual, por sus características y dimensiones, no tienen igual en la historia actual de nuestro país, en tanto que hechos y actitudes se contraponen con frecuencia a la más elemental lógica, e incluso al más esencial sentido común e instinto de conservación, al tiempo que nos refleja como un país que transita total e impunemente al margen de las leyes que nos rigen, contexto en el cual pareciera que nos hemos divorciado del respeto a nuestras instituciones.
En tales contextos, vale anotar algunas interrogantes que probablemente nos permitan evaluar nuestra realidad, en la cual se advierte el severo desgaste que la sociedad y el gobierno afrontan acercándonos hacia el quebranto total:
1.- ¿Qué atraviesa por la mente de un mexicano, joven o adulto, cuando decide arrojarse al lecho de un estanque que en lugar de agua, contiene gasolina?…
2.- ¿Qué intentaban reflejar o demostrar esas decenas y decenas de personas, que invadieron las áreas donde previamente se habían manipulado las tuberías de Petróleos Mexicanos, con la finalidad de provocar una fuga de gasolina, que, por sus propias características, se convierte en mortal cuando no se cumplen con los protocolos para su manejo?
3.- ¿Acaso ignora un pueblo como el nuestro, que el sólo hecho de respirar prolongadamente los gases del hidrocarburo, puede generar elevados daños a quien lo inhala?
4.- ¿Nunca reflexionaron quienes decidieron transitar por ese riesgo de muerte, la proximidad de la catástrofe no sólo por almacenar impropiamente el combustible robado, sino que, al unísono, agregar un reto suicida frente a la suerte, chapoteando en el combustible encharcado que se esparcía en todos sus entornos?
5.- ¿No cuentan las instituciones apegadas a las leyes que nos rigen, intervenir y frenar por vía del poder del que son depositarios, todos esos actos de barbarie registrados en el lugar de los hechos?
6.- ¿Ante flagrantes escenarios y actitudes claramente delictivas, e incluso atentatorias contra la propia vida, no deben nuestras instituciones de los niveles correspondientes, intervenir y resguardar el orden en protección y beneficio de todos, incluyendo de los propios actores del desorden?
El doloroso escenario que nos sacude por las dimensiones de la estremecedora tragedia, ante las circunstancias que privan en nuestro territorio, debemos o deberíamos plasmarlo con tinta indeleble en la memoria colectiva, para que nunca más se repita, para que se erradique de todo nuestro territorio la “suicida ordeña” de ductos que trasladan combustible.
La lección dramáticamente dolorosa, nos debe dejar plasmado de manera indeleble en la memoria colectiva, que tenemos leyes e instituciones que nos rigen, que no somos una colectividad de salvajes suicidas, que debemos pugnar por una mayor calidad de vida pero por la vía institucional, no por las rutas de la transgresión a nuestras normas y leyes, dando paso a la barbarie.
Los habitantes de Tlahuelilpan, en el Estado de Hidalgo, hoy severamente sacudidos como resultado de una tragedia originada por la práctica y la tolerancia en el robo de combustible, nos dejan una de las más dolorosas experiencias en la historia de nuestro país, en donde la manipulación de las redes de distribución de combustible, son prácticas que se registran en muchos otros puntos del territorio nacional, con riesgos semejantes a los aquí referidos y, todos nos preguntamos: ¿Hasta cuándo?… ¿Hasta dónde la tolerancia tiene un límite cuando la responsabilidad de toda sociedad es cumplir con las leyes?…
EL RECLAMO DE
TRANSPORTISTAS
Ayer domingo, los integrantes de la Asociación de Transportistas de Veracruz (ASTRAVER), quienes aparentemente disponen de influencia directa, prácticamente en el 95 por ciento de dicho sistema de transporte en la entidad veracruzana, ejecutaron un paro que se advirtió en los municipios de la entidad, acción que ejecutaron reclamando al gobierno del estado, que se les autorice la “adecuación de tarifas”, conforme al incremento de los índices inflacionarios.
En principio la propuesta no deja de reflejar congruencia con la realidad, en tanto que, si aumenta el costo de unidades del transporte y de igual forma las refacciones y el combustible, es natural que tales incrementos repercutan en los usuarios.
En esos rubros y escenarios, valdría preguntar: Y al usuario que utiliza los servicios del transporte: ¿También le restituirán en su área de trabajo el incremento al costo del transporte?
Las políticas monetarias deberían ser aplicadas pensando primero y siempre en el consumidor final, aquél que no tiene a quién facturarle para recobrar lo que ya pagó y que, por lo mismo, acaba por cargar “con los platos rotos” de la cadena de intermediarios.
Cierto, los transportistas reclaman para sí lo que les representa un desequilibrio económico, pero… ¿No resultaría también favorable para todos que, al consumidor final, se le restaurara periódicamente la degradación que lo impacta negativamente en su poder de adquisitivo?
Bien valdría tener en cuenta en nuestras tierras, que los mayores problemas que históricamente afrontan las capas superiores de la sociedad, han sido cuando “LOS DE ABAJO” se rebelan contra “LOS DE ARRIBA”, en esos contextos, no resultaría ocioso el intentar que el costo del transporte para la población en lo general, sobre todo el relacionado con los servicios urbanos, no se convierta en angustiante para quienes cargan en mayores dimensiones el peso de la economía, que en éste caso son los usuarios del poderío transportista.
LO QUE SE LEE
Que miles de cañeros bloquearon las bodegas de azúcar de los ingenios azucareros veracruzanos, lo que de hecho altera el mercado del endulzante en el comercio nacional.
LO QUE SE VE
Que con tal medida de bloqueo al endulzante, en el mercado nacional se incrementará el precio del azúcar, hecho que obviamente impactará negativamente a los consumidores que, en gran porcentaje, ya están copados por el alto costo de la vida
LO QUE SE OYE
Que entre los incrementos al precio de los productos y los subsidios al agro, se reduce la ya de por sí demeritada economía nacional y, ya no se diga la de los trabajadores de todo el país, hecho que nos obliga al replanteamiento de la actividad laboral, del campesinado y de la productividad en lo general, dirigiendo la mirada hacia la generación de nuevas empresas, aspiración que no podremos alcanzar si no disminuyen niveles de inseguridad, de corrupción y de ineficacia.