*Derrumbe en el ring
*Mafias partidistas
*Muere líder anti-covit-19
De siempre el conglomerado social ha registrado la percepción de que, si en materia de acciones y trámites “las cosas en palacio van despacio”… En el renglón referente a la administración de justicia “las cosas en tribunales van igual”… Y, alguien me podría corregir refiriendo “que están peor”, por lo que es apropiado concluir que tanto en “los palacios” de Gobierno como en los de Tribunales, resulta acertado referir que acaban siendo la misma historia, sólo que con diferentes actores y eso sí, con diferentes protagonistas pero de rangos salariales nivel estrellato de Hollywood.
La realidad es que el conglomerado social, se encuentra de alguna forma claramente insatisfecho tanto con las estructuras gubernamentales, como con las referentes a la administración de justicia, ya no digamos lo concerniente a seguridad y salud pública, resultado en ambos casos de la burocratización, lo que en lenguaje citadino se le llama burocratismo, donde no brillan precisamente muchos talentos, lo que en espacios pueblerinos, los habitantes siempre más claros y francos, lo llaman de otra manera, algo que rima con el “dejo”, por lo que mejor “pendiente lo dejo”.
Pero más allá de interpretaciones y lenguajes floridos, la realidad nos muestra procesos judiciales de lentitud asombrosa y, de la misma forma así como estilos, con sentencias similares, e incluso existen casos que se han quedado atascados entre los lodos del burocratismo, cruda realidad que convierte en inexiste la eficacia que debería existir tanto para expedir una licencia, como para dictar una sentencia, renglones en los cuales el colectivo social pierde tiempo de su existencia, que todos sabemos habrá de ser irrecuperable, porque ciertamente, si algo en la historia de México tanto del pasado como lo que se escribe el día de hoy, resulta apegado a la realidad, es que el lento andar del burocratismo sólo se puede acelerar y no del todo, si es “aceitado” con el ya tradicional soborno, práctica que nos ha generado desprestigio y descalificación tanto al interior del país, como en el extranjero, escenarios que en tierras mexicanas opaca e incluso marchita, la siempre polémica administración de justicia, invadida de extraños pasadizos del desgastante burocratismo.
En México, como resultado de procesos judiciales e incluso policiacos, preñados de triquiñuelas incluyendo la elevada dosis de corrupción, nadie que se ponga a la disposición de los cuerpos de seguridad e incluso de ámbitos judiciales y Tribunales, registra hacia sus adentros la confianza plena, en el sentido de que sí es inocente, su libertad será inmediata y libre de toda presión, tortuguismo que agudiza aún más su condición de cautivo, ámbitos carcelarios que con recurrencia, no se apegan a lo marcado por las leyes e incluso constituyen escenarios de terror y permanente agresión a los derechos humanos, ya no digamos a los derechos elementales que le asisten a todo ciudadano recluido en espacios carcelarios.
Ciertamente las cárceles se crearon para castigar, de ello no queda duda, pero no existe ningún castigo peor que perder la libertad (salvo el caso de la pena de muerte) ello está inscrito en las leyes que nos rigen, sin embargo la Justicia deja de existir cuando los procedimientos “de investigación” violentan los derechos humanos, e incluso alteran los procedimientos (como interrogatorios) que con recurrencia se ejercen aparejados con la amenaza e incluso niveles sicológicos o físicos de tortura, tema tan habitual que incluso para el lector se torna repetitivo.
Claro que se debe proceder en los tres niveles de Gobierno (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) abriendo rutas que favorezcan los senderos hacia el respeto a los derechos humanos, en principio porque se deben respetar las leyes que nos rigen y, agregado a ello, lo más salvaje que puede acontecer en los marcos de la administración de justicia, es la existencia de la tortura en todos los casos, porque la presunción de inocencia debe privar mientras no exista lo contrario y, para ello, los espacios policiacos deben destacar por su efectividad investigadora y acopio de pruebas, no por el desfasamiento de elementos carcelarios hacia los ámbitos del salvajismo.
La clara y contundente Justicia Social, Justicia Penal, Justicia Laboral, constituye el escenario elemental para cimentar una sociedad de claro bienestar, renglones a lo que se deben sumar los esfuerzos tanto de gobernantes como de los diversos sectores de la población, desde el más destacado empresario hasta el más modesto trabajador, evitando en los espacios gubernamentales practicar, lo que hoy se registra, que es el descalificar cuando lo requerido y determinante es el sumar.
Lo que se lee
¿Y por qué es culpable el Instituto Nacional Electoral de la nula participación del electorado, en la pasada consulta ciudadana?… No existe absolutamente ni una sola referencia válida, para señalar como responsable al INE de la negativa del electorado para emitir su opinión, en los marcos de una consulta popular notoriamente improcedente, porque simple y sencillamente la administración de justicia “no se consulta” con el pueblo, para medir si la aprueba o la rechaza, no se trata de un Circo Romano, sino de instituciones serias, honorables y justas, dado que su ejercicio es obligado que proceda si para ello se dispone de probables delitos por sancionar.
El panorama que hoy priva es de frustración al interior de la estructura gubernamental, en tanto que la ausencia de más del 90 por ciento de los electores en el proceso de la consulta (lo que obviamente la invalida) se convierte en la mayor referencia del desgaste que registra el sistema gubernamental actual, escenarios que por experiencias del pasado, podrían repetirse en otros espacios de la administración pública y, es por ello que se eleva la voz palaciega, tratando de desvirtuar o por lo menos disminuir el nada decoroso “derrumbe sobre el cuadrilátero”.
Lo que se ve
¿Qué van contra plurinominales?… No considero que tal medida pudiera generar euforia en los espacios partidistas, pero indudablemente que el núcleo social en lo general lo aplaudiría, porque en los cargos de elección popular deben desempañarse quienes de manera directa fueron electos, por lo que se debería reducir el número de legisladores, en tanto que los existentes ya constituyen una multitud.
El mismo tema es obligado abordar en el caso de los cuerpos edilicios municipales, que de hecho se han ido agigantando conforme se han multiplicado los partidos políticos, claro que tanto los legisladores plurinominales como los regidores municipales, conforman parte efectivamente de “las mafias del poder”, que no son otras que las organizaciones partidistas que viven del presupuesto público y, actúan en la administración pública porque así se decidió por las propias “mafias partidistas” en referencia, todo ello a cargo del patrimonio de los mexicanos.
Lo que se oye
Las noticias señalan: Marco de la Veglia, con 55 años de edad, de origen italiano pero residente en Estados Unidos, impulsor en tierras americanas del movimiento que descalifica a la vacuna contra el coronavirus, señalando que lo de la pandemia representaba “una mentira en el marco de conspiraciones de la industria farmacéutica”, con la finalidad de sembrar terror y convertir en un “gran negocio” la fabricación y venta de vacunas, referencias que hoy nos originan asombro, en tanto que de manera dramática falleció el día de ayer cuando se encontraba internado en un centro hospitalario norteamericano, especializado precisamente en tratamientos para pacientes contaminados por Cobid-19… Cosas de la vida y… De la muerte.
Disfrute Usted de un excelente fin de semana y no descuide las medidas de autoprotección, el maremoto pandémico es de dimensiones espeluznantes.