*Woody Allen: “La amistad es como la mayonesa: cuesta un huevo y hay que tratar que no se corte”. Camelot.
Cuando todos pensaban que el presidente vendría a Veracruz y daría un manotazo en el escritorio; cuando todos pensaban que sacudiría el árbol para que cayera lo podrido; cuando todos pensaban que vendría indignado por la terrible muerte y asesinato de 30 seres humanos; cuando todos pensaban que jalaría las orejas al gobernador de Veracruz y pondría las cosas en su lugar y cesaría a los inútiles que tienen al estado en un quebranto; cuando todos pensaban que la orden presidencial aliviaría a Veracruz, pues no, se equivocan fresco y fragante capullo, llegó el presidente y, fiel a su costumbre, culpó al pasado, de aquellos que tenía unos días había dicho que ya no voltearía hacia atrás, pues volteó. No solo eso, no solamente culpó al pasado, dijo que el fiscal es el culpable, porque algunos estados del país tienen fiscales a modo y que son inamovibles, se le olvida al presidente que son autónomos. Ni la fuerza presidencial puede tumbar a Winckler. Dijo así, como en el brindis del bohemio, con inspirado acento: “Todo nuestro apoyo a Cuitláhuac García Jiménez, gobernador de Veracruz, en su empeño por garantizar la paz y la seguridad en el estado”. ¡Pácatelas! Ni yendo a Chalma se logra este apoyo. Ni rezarle al Santo Niño de Atocha todos los días. El presidente no fue lejos por la respuesta. En tuiter le llovió de todo: “29 muertos y usted tiene el cinismo de ir a respaldar al inepto del gobernador ¡la historia se lo cobrará!”. Otro: “Entre incompetentes se cubren las espaldas, ojalá que los muertos en las masacres de Veracruz hubieran tenido el mismo apoyo y no politiquería y la cantaleta diaria de culpar al pasado por todos los males del país. ¡Presidente y gobernador asuman su responsabilidad!”. Cuitláhuac sonrió. Libró esta, y, como me dijo un avezado político, si libró esta ya libró todas, la de dos años y la de seis, después de esta masacre si el gobernador sobrevive con el perdón presidencial, ya sobrevivió todo el camino. Pobre Veracruz.
EL INFORME LE INTERESA (HABLA DE USTED)
En la antigüedad, cuando los dinosaurios pastaban sobre la faz de la tierra mexica, los informes de los presidentes eran sublimes, geniales, únicos. Comenzaban en red nacional en Los Pinos, Jacobo y la comentarista que le acompañaba, fuera Lolita Ayala o quien fuera, interrogaban al presidente qué había desayunado, la Patria en la gastronomía. El presidente, según el humor, echaba el relajo con los huevos revueltos. Paseaban en un descapotable como si fuera la Quinta Avenida de Nueva York, los confetis hablaban por la Patria. El comentarista contaba cuántas veces había sido interrumpido el presidente. Jacobo llegó a contar 174, era como record olímpico, la barbería a los pies de la Patria. Cada presidente o su jefe de prensa, le metía su jiribilla. Días antes, como se hace ahora, nos atarantaban con frases muy hechas, como esa de ‘El informe le interesa, habla de usted’, y uno nunca escuchaba su nombre, si es que hablaban de uno. Luego, cuando el presidente llegaba, el Congreso se caía a sus pies, la Patria en el limbo. Cuando hablaba de seguridad, se enfocaba al de Gobernación, al de salud y al Ejército, que era bien aplaudido aunque ahora los empuje el pueblo bueno. Cada 1 de septiembre el Preciso era el César que necesitábamos, el Salvador de la Patria. Utilizaban un auto descapotable Mercedes Benz, regalado por algún país amigo. Luego, vendría el ‘besamanos’, ese era sublime, se formaban cientos de barberos, incluidos secretarios del Gabinete, a apretar la mano del presidente. Carlos Salinas, que era delgado y frágil y su manita era chiquita, tenía que ponerse una venda elástica porque eran tantos los apretones que, a las horas, terminaba con la mano hinchada, como si hubiera tenido una pelea de box (queremos ver mas bax), el país se mantenía creando más pobres (el pueblo) y más ricos (los gobernantes), pero ahí íbamos, nada pasaba o si pasaba hacíamos como qué no pasaba. ‘O ya no entiendo lo que está pasando, o ya pasó lo que estaba yo entendiendo’, decía el gran Monsiváis. Hoy nace un nuevo informe, el primero de AMLO, en otro lugar y no con la misma gente. Los suyos y los que quieran invitar. En Palacio, donde gobernó y fue iniciado como Masón y allí murió Benito Juárez, allí entre fantasmas del pasado, López Obrador informará. Tiene una ventaja este informe, el presidente, como ahí duerme, se quita la pijama y las pantuflas y camina unos 300 pasos y allí tiene a la concurrencia. Barones del dinero y los 500 invitados. Si usted no lo fue, no se preocupe, véalo por Foro TV, como lo hago yo ahora mismo. Venga. Para otro día el relato.
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