Aunque actualmente lo conocemos como pintor, el conde Henri de Toulouse-Lautrec, nacido en 1864, era el heredero de una familia de la más antigua nobleza francesa. Le exposición que el museo del Gran Palacio consagra a este artista precursor de los movimientos de vanguardia del siglo XX, cuenta con 225 obras.

Sufrió de una enfermedad que afecta el desarrollo de los huesos por lo que medía apenas 1m52. Esto no le impidió ser independiente y declarar, a los 17 años que él pintaría la verdad y no un ideal. Fue alcohólico y murió de sífilis a los 37 años, dejándonos como herencia su maravillosa producción pictórica. 

El artista describe la vida moderna a través de retratos de sus contemporáneos y sobretodo de las mujeres que frecuentaba, entre ellas, muchas prostitutas sobre las que posa una mirada tierna. En las escenas  de los numerosos cabarets que frecuentaba supo captar e interpretar el movimiento. El mejor ejemplo de ello es su obra titulada “Troupe de Mademoiselle Eglantine” (1895) en la que cuatro mujeres bailan el cancan.