El viernes santo del 15 de abril de 2012, lo alcancé en un recodo de la angosta carretera federal 180, a unos kilómetros de su destino final: La Central Nucleoeléctrica Laguna Verde (CNLV), instalación que, según la página del Centro Nacional de Prevención de Desastres, produce el “5 % de la energía total del país, siendo una empresa que no contribuye al cambio climático porque no genera gases de efecto invernadero”.
Bajé del vehículo y le di unas naranjas para mitigar la sed del mediodía. Era el Ecologista Universal que esta Semana Santa 2024 camina con una cruz de madera al hombro, su viacrucis 39 en su lucha incansable con una sola exigencia: que el gobierno federal clausure la planta por el peligro inminente de una destrucción total en un radio de 60 kilómetros.
Hace 12 años le escribí un posteo en Facebook: recargó su madero al pie de una higuera blanca a cuya sombra se acogió antes de perderse en la reverberación meridional de la carretera, como un fantasma errante, seguido por un escudero también de a pie. Dejó su cruz en Laguna Verde, donde terminó su viacrucis; justo donde empezó el mío (se ponchó una llanta del vehículo que me transportaba a Costa Esmeralda).
Hoy el cuerpo físico del Ecologista Universal ha sido invadido por una enfermedad terminal; pero su espíritu permanece indomable, camina por tramos, carga el madero con una convicción irrenunciable, ahora, le adosó el cuidado impostergable del agua dulce que escasea en el territorio veracruzano.
Ha dejado el paso de la cruz y de la lucha a su nieto, a quien le sobran fuerzas, pero le falta diplomacia para transmitir el mensaje de la lucha por mejorar las condiciones de seguridad en la única planta nuclear que genera electricidad en este país.
“Me llamo Ecologista y mi primer apellido es Universal” respondió el lunes a los reporteros que le preguntaron por trigésima novena ocasión quien es el hombre bajo la máscara verde con vivos amarillos que le identifica en esta lucha sin ciudadanía.
A inicios de la semana el Ecologista Universal coincidió con Jorge Morales Barradas, vocero del Movimiento de Resistencia Civil “La leyenda de Chucho el roto”, organización que lucha contra los abusos de la Comisión Federal de Electricidad en los 54 municipios que colindan con la planta nucleoeléctrica, quienes llegan a comunidades acompañados con la fuerza pública para arrancar los medidores y cortar los cables abastecedores del fluido eléctrico que dejan en la ruina total a los pequeños criadores de mojarra tilapia, restauranteros y posaderos que se ganan la vida en el servicio turístico.
Chucho El Roto cierra carreteras, aglutina a miles de afiliados cuando la situación se desborda, sobre todo en el verano, cuando la sensación térmica se dispara más allá de los 45 grados Celsius en estos municipios “que debieran recibir una reclasificación justa por tener la planta cerca, para bien o para mal”, resume el vocero del movimiento.
En este año electoral, en la víspera del inicio de las campañas hacia la gubernatura, donde los búnkeres de campaña parecen se tomaron una pausa santa, dos hombres caminan, cada quien por sus brechas y cada quien, con su cruz, en una lucha que tiene que ver con la justicia social.
Que Laguna Verde funcione con los más altos estándares de seguridad, que las rutas del Programa de Emergencia Radiológica Externa (PERE) estén despejadas, pavimentadas en caso de una eventualidad que presuponga un peligro inminente para la vida en la zona de El Farallón y la población asentada a 60 kilómetros a la redonda, Xalapa incluida.
Los afiliados al movimiento Chucho El Roto, como lo dicta la escritura, son buenos samaritanos sin publicidad innecesaria, alimentando a los ecologistas universales que dejarán su cruz número 39 en Laguna Verde.
No es una caminata en el desierto realizado en las orillas de la estrecha carretera 180 que es la espina dorsal que atraviesa Veracruz, desde Pánuco, hasta Las Choapas, es una lucha permanente, irrenunciable, que deberá hacer eco en algún aspirante a un puesto de elección popular que se envolverán en la bandera de la justicia tarifaria de energía eléctrica para Veracruz, sólo por un lapso de 90 días, después, otra vez el desprecio.
El Ecologista Universal espera, después de casi cuatro décadas, que los veracruzanos, los pobladores aledaños a Laguna Verde, tomen conciencia.
Se llama Ecologista y de apellida Universal.
… de otro costal.
Para uno que madruga, otro que no duerme, filosofa Pepe Yunes Zorrilla en las horas previas del arranque de campaña, el primer minuto del domingo 31 de marzo, en la Plaza Banderas de Boca del Río, con una fiesta de domingo de resurrección llamada Festival de la Identidad Veracruzana, con música veracruzana, arpas, pirotecnia y una sorpresa aérea.
Arranca Pepe en el ombligo del panismo veracruzano, no en su natal Perote, quizá en obediencia del precepto que nadie es profeta en su tierra.
En la otra atalaya azul, en la Macroplaza del Malecón del paseo, Norma Rocío Nahle, ha convocado a todas, todos y todes en Morena, con un arranque masivo de miles de simpatizantes, a las 5 de la tarde de este domingo.
Dicen que darán los morenos una exhibición de fuerza, contundencia; exhibirán el músculo, azotarán la espada contra el escudo, como el gran ejercito a vencer, espantando a priori al enemigo.
Veracruz es de todos, repite Nahle antes de entrar a la escaramuza verdadera, promete seis años de transformación vía voto popular porque “porque nunca más, nunca más en Veracruz vamos a permitir que se instauren monarquías, nunca más en Veracruz etiquetado para nadie”.
Polo Deschamps, el más desparpajado, relajado y contrario al establishment de la política, candidato naranja al gobierno, el tercero en discordia por la gubernatura, no ha dicho donde arrancará para estrenar los fosfo fosfo.
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