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El Buen Tono, parte de la vida económica de Las Estaciones

El Buen Tono Parte De La Vida Economica De Las Estaciones

Corrían de dos en dos a paso corto. Pantalón casi siempre color azul marino y camiseta blanca. Manta al hombro o enrollada en la cabeza. Cuerpos sudorosos, atléticos por el esfuerzo máximo de cargar, hora tras hora, día tras día bultos de fertilizante, maíz, sorgo, café, tabaco, forraje o azúcar. Hombres cerrados, poco dados a hablar, pero sí a compartir el lunch, el aguardiente y la yerba maistra, infusión verde, amarga, cura de corajes, resacas y todo tipo de “aires” del mal.

Cuadrillas de cargadores por turno y a destajo. El Arbuckle (posteriormente Inmecafe), Tabaco en Rama, La Forrajera, del Express del ferrocarril, del patio de carga y descarga de Ferronales y por supuesto del Buen Tono edificio antiguo que albergara la empresa Fertilizantes y Productos Agropecuarios (FyPA) y a Fletera del Sur, fueron sus segundos hogares.

El reloj del vetusto edificio del Buen Tono era quien regía la actividad económica del populoso barrio de Las Estaciones.

Cada hora lanzaba al aire campanadas que marcaban el tiempo exacto. Con sonidos un poco más agudos, los cuartos, medias y tres cuartos de hora hasta que la manecilla llegaba a los 60 minutos. Ahí emitía 4 sonidos agudos, correspondientes a cuatro cuartos y volvía a emitir con igual número de sonidos más graves, el número de horas que correspondía.

Las 4 de la mañana era el inicio de la actividad. El preludio para que cientos de personas salieran a la calle a laborar en distintos quehaceres, ya sea relacionados con los trenes de pasajeros, el comercio ahí establecido o en las distintas empresas antes mencionadas.

Ser cargador por turno o a destajo representaba una forma de vida porque el salario era bueno siempre y cuando no se dilapidara en alcohol, problema que enfrentaban la mayoría de estibadores. Ubicado entre las avenidas 11 y 13, entre las calles 33 y 35, el edificio El Buen Tono, ocupa hasta la fecha una manzana completa.

Antes albergó a Cigarrera el Buen Tono y posteriormente a la empresa Tabaco En Rama. Fue construido en 1908 y sirvió para la producción de cigarros y puros.

Fue en 1961 que don Miguel Escárcega y su esposa Etelvina González adquirieron el inmenso y antiguo inmueble.

Procedentes de Soledad de Doblado donde vivían de una fábrica de hielo, el matrimonio arribó a Córdoba al inicio de 1960 y en 1961 adquiere el edificio para continuar con su próspero negocio de fertilizante, actividad que había iniciado tres años antes desde Soledad de Doblado y que le representaba un amplio futuro.

“Mi padre al adquirir el edificio Buen Tono funda Fertilizantes y Productos Agropecuarios (FyPA), empresa que existe hasta la fecha y que actualmente administra mi hijo”, narrará Magdalena González Ruiz, hija adoptiva de don Luis Escárcega y sobrina de su esposa Etelvina González.

La Tía Malena, como cariñosamente la conocen miles de cordobeses, actualmente es la directora de Ciegos Fundación Roma, instituto que brinda enseñanza y apoyo a débiles visuales narrará:

“Nosotros vivíamos en la parte de arriba, en la azotea. Cuando llegamos al edificio, las ventanas eran de madera de persiana. En la noche se oía un rechinar. La verdad ahí espantaban. Era yo chamaca: tenía alrededor de 18 o 19 años. Las paredes de la casa que habitábamos en la parte de arriba tenían 5 metros de altura. La cocina: 6 x 6 metros; el comedor: 4 x 5 metros. Las cortinas de las ventanas parecían telones, eran de 5 metros de altura”.

“El área habitable constaba de 5 recámaras, dos salas, 1 comedor, la cocina y 3 baños. Sumando a esto todo el patio de la azotea donde jugábamos”.

Precisa que el inmueble “tenía un piso marsellés, precioso. La escalera tenía 63 escalones. Lo asombros es que no tenían soporte. Cada escalón estaba incrustado en la pared. Pasó el terremoto y nunca se cayeron los escalones. Por ahí subieron mi piano entre 8 cargadores”.

Menciona que el 28 de agosto de 1973, fecha en que ocurrió el peor terremoto del que se tenga historia en la zona centro de la entidad veracruzana, el edificio El Buen Tono resultó severamente dañado.

“Se derrumbó casi toda la parte de la calle 35 entre avenidas 11 y 13”.

Cuando nos percatamos de las afectaciones y de que podíamos ver la calle a través de las paredes les dije vámonos de aquí”.

Precisa:“Mi tía Etelvina era de Córdoba. Ella fue hermana de mi padre. Vine a vivir con ellos desde los 6 meses de edad. Mi tía fue hermana de Joaquín, Gaudencio, de Isauro que tuvo la Chevrolet de Córdoba y Café Rico; de mi tío Elpidio que tuvo las piernas de jamón envinado en la avenida 4 y calle 13. Todos fueron hermanos y cordobeses”, recalca.

Magdalena González detalla en sus recuerdos parte de las riquezas que tuvo en edificio: Su reloj era suizo, con una historia muy bonita inclusive fue reparado varias ocasiones. Tenía esmeraldas. Las cimas de los baños eran porcelanizadas.

Indicará que fue en el 2003 cuando murió quien consideró su padre, Miguel Escárcega.

“Ambos se fueron juntos. Primero fue mi tía Etelvina. Ella fallece el 6 de febrero de 2003. Mi tío Miguel sólo salió del velorio para ir a morir a la casa el día 9 del mismo mes y año. No pudo soportar la pena de la muerte de quien fue su compañera toda la vida”.

Concluye: “Fypa en pleno auge llegó a tener más de mil trabajadores. Entre los que laboraban aquí en el Buen Tono, los de la planta Paraje Nuevo, luego se abrió Coatzacoalcos. Fue en el 2005 cuando mi hijo y quien fuera mi esposo Luis Romero venden el edificio a José Abella porque ahí se planeaba instalar el periódico que lleva su nombre”.

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