Abrazos a todos mis compañeros, donde quiera que estén.
Estuve casi 34 años en una empresa periodística. Solo iba de paso, quería juntar dinero para irme al sureste a buscar trabajo: la tinta, las artes gráficas, la pasión por dar la mejor noticia, el mejor contenido y los mejores diseños me atraparon y ya no me dejaron ir a ningún lado.
Cada uno me dio su valor: las maquetas a escala de portada de la sección deportiva que hacía Arturo Carretero; el armado de originales mecánicos que me enseñaron Víctor Ortiz y Juan Medina; el eterno Rafa Jiménez y su trabajo en laboratorio de color; el Bigos en rotativa; Juan José Contreras que me hizo feliz cuando me dijo que pasaba de talleres a sala de redacción para corregir las notas que llegaban por el Carrier o teletipo; Alfredo Ríos que me confió ser su secretario de redacción y después creo la sección financiera donde me dejó como reportero; periodistas como Hugo Casiano, Nicolás Rico, David Rojo, Tomás Contreras y Manuel Carvallo que me inspiraron con su trabajo periodístico; a fotógrafos como Rafael Calvario, Román Hernández Balbuena, Jorge Coria, Fernando Coria y Rufino Castro, entre otros que me enseñaron grandes cosas como sacar una película de una cámara y meterla en el tanque Paterson; que me enseñaron el uso básico de la ampliadora de fotografía; como dar diversas tonalidades en blanco y negro a una misma foto; el uso de velocidades y aberturas de la cámara; soñar con tener algún día una cámara Nikon F3, la de corresponsales de guerra, que cuando la tuve ya había llegado la era digital. De todas formas, soy fanático de la fotografía y de las Nikon.
Pero lo principal, cada uno de ellos me regaló su pasión por las letras, por la noticia, por la entrevista, por las gráficas, por ser profesional.
Los tiempos cambiaron, dejamos primero la libreta de taquigrafía y el bolígrafo, luego dejamos la grabadora y la cámara de 35 milímetros. Hoy llevamos en un Smartphone nuestra vida entera. Archivos de notas y fotográfico, directorios y lo que se nos antoje. Pero todos llevamos la idea de ser buenas personas. Todos: hablo de los que ya murieron y de quienes aún seguimos dándole duro a las teclas.
Que nos consideren hampones como lo dijo el presidente López Obrador o que andamos torpedeando a los funcionarios como lo dijo el gobernador Cuitláhuac García solo nos instan a ser mejores en la noticia.
Yo en esta ocasión felicito y recuerdo con muchísimo cariño a mis grandes compañeros, fanáticos de la noticia, amantes de la escritura, comprometidos con la profesión, estén donde estén. Todos están en mi corazón. Todos sembraron lo mejor de ellos en mi espíritu para tratar cada día de ser un mejor periodista.
Hasta donde estén: MUCHAS GRACIAS POR INSPIRARME. Un abrazo eterno.