Los árabes grandes sabios difundieron a todo el mundo conocido el legado de Aristóteles al traducirlo del griego al siriaco y al árabe. Ibn Yulyul fue uno de ellos que interesado tambien en su biografía transmitió también la vida del maestro a partir de menciones de su vida tratada en textos griegos perdidos. Ibn Yulyul nos dice que fue natural del país Romano griego. Filósofo, sabio, crítico hábil, experto, orador y médico de Grecia. Habló sobre medicina, pero hizo supremacía sobre ella. Sobre filosofía tiene noticias y libros, como su Libro de la audición física, en el que expone un discurso sobre las cinco substancias existentes, a saber: la materia, la forma, el lugar, el tiempo y el movimiento. También su libro sobre la generación en general y sus libros sobre la generación en particular, como el Libro de los fenómenos superiores, el Libro sobre los animales y las plantas y el Libro sobre los minerales. Se ocupó también de los significados del discurso y de la naturaleza de las oraciones: las simples, las compuestas y las que resultan unidas a partir de las compuestas, que están formadas de acuerdo con la frase resultante de la demostración, en su Libro sobre las definiciones de la lógica, único camino para conocer el arte de la demostración. Tiene además libros sobre las diversas disciplinas de las ciencias, como sus libros sobre los rétores y los poetas y la refutación de la sofística. Sobre el cuerpo extremo tiene un libro cuyo nombre es Libro del universo grande, que es su Libro sobre el cielo y el mundo. Acerca de la unicidad de Dios tiene un libro llamado La divinidad. Tiene también Testamentos y Políticas. Fué maestro de Alejandro, el hijo de Filipo a quién dedicó admirables epístolas. Entre ellas está aquella que le dirigió cuando Alejandro conquistó la tierra de Persia y le envió el siguiente mensaje, en el que le preguntaba: “¡Oh sabio virtuoso! He encontrado en la tierra de Persia a gentes que tienen intelectos y mentes ponderados, que por sus proverbios esperan ser esclavizados. He resuelto matarlos a todos. Dime: ¿que te parece esto?”. Aristóteles le respondió: “Aunque estes decidido a matarlos a todos y seas capaz de hacerles eso, sin embargo no puedes destruir su país, ni cambiar su aire ni su agua; entonces, apodérate de ellos por medio de buenas obras hacia ellos, se victorioso por medio de su amor y de su paz” Alejandro aceptó su recomendación e hizo caso de lo que le prescribió. Persia fue la nación más obediente que tuvo. (Los pocos y exitosos gobernantes que han estudiado con detenimiento la Politica de Aristóteles, siguen al maestro y dicen también “Amor con amor se paga”). También le dedicó una epístola en ocho tratados acerca de la administración de su propiedad, de toda su situación y de sus asuntos; es el libro acerca de la administración del gobierno, conocido por Secreto de los secretos, al que no aventaja ninguno semejante. En él hay ocho discursos, que contienen todos los asuntos de interés. Son los siguientes: “El mundo es un jardín, cuyo vallado es el Estado. El Estado es una potencia, a la que ampara la ley. La ley es una regla de gobierno, que dirige el rey. El rey es un pastor, al que ayuda el ejército. El ejército es un cuerpo auxiliar, al que mantiene el dinero. El dinero es un medio de subsistencia, que suministran los súbditos. Los súbditos son siervos, a los que protege la justicia. La justicia es una costumbre, que es el buen orden del mundo” . Son discursos filosóficos y políticos. Cada tratado está en relación con el que le precede y es explicado por el que le sigue. Asi, el último está en relación con el primero. Cuando murió fue enterrado. Sobre él se edificó una cúpula octogonal sobre la que se inscribió, en cada uno de sus ocho lados, cada uno de estos ocho discursos. Hay pareceres distintos sobre su muerte. Unos dicen que murió y que tiene una tumba conocidad- Otros afirman que se elevó al cielo en una columna de fuego, pues ciertamente viene en las historias de los griegos que Dios le reveló lo siguiente: “Que yo te llame ángel es algo que está más cerca de tu naturaleza que el que yo te llame hombre”

Fjchr 200918