Cuando mis ojos no se habían cansado, aparte de vivir bien y divertirme, leía todo lo que cayera. Sorpresa azarosa del infinito Internet fue encontrar en formato audio (en Español) un viejo libro escrito en el XIX en idioma alemán por mi amigo Arthur. Gracias a mis amigos de Porrúa a buen precio pude leerlo tirado feliz sin preocupaciones en el césped del lago del Dique. Desde la infancia fui feliz, en la adolescencia más porque me había liberado de la tutela familiar, y al leer este libro titulado El arte de ser feliz fue que me enteré que era yo feliz, porque antes de leerlo aunque era feliz no lo sabía, con la lectura del libro pude enterarme e incluso aumentar mi felicidad (si es que eso era posible) y pude poner a prueba y con gran utilidad lo que mi amigo Arthur propone en su iluminado pensamiento. En el audio se dice que la filosofía del XIX tiene en Arthur Schopenhauer un pensar hasta el final en la naturaleza de la relación entre la realidad y el ser, en un pensar oriental que viene de tiempos profundos de la antigüedad con budismo, taoismo e hinduismo y que la voluntad es la esencia del mundo. El libro siguiendo la tradición de Gracian propone seguir ciertas reglas para nosotros mismos y otras tantas reglas para cumplir en nuestra relación con nuestros semejantes a fin de que no nos vaya tan mal durante nuestra pasajera vida y tránsito por esta especie de planeta que nos alberga. Aquí solo podré comentar la primera de las reglas para nosotros mismos, las demás serán por cuenta del que quiera saberlas, la regla uno dice que todos hemos nacido en Arcadia, es decir, entramos en el mundo llenos de aspiraciones a la felicidad y al goce y conservamos la insensata esperanza de realizarlas hasta que el destino nos atrapa rudamente y nos muestra que nada es nuestro sino que todo es suyo puesto que no sólo tiene un derecho indiscutible sobre todas nuestras posesiones sino además sobre los brazos y las piernas, los ojos y las orejas, hasta sobre la nariz en medio de la cara, luego viene la experiencia y nos enseña que la felicidad y el goce son puras quimeras que nos muestran una ilusión en las lejanías mientras que el sufrimiento y el dolor son reales y se manifiestan a si mismos inmediatamente sin necesitar la ilusión y la esperanza, si esta enseñanza trae frutos entonces cesamos de buscar felicidad y goce y solo procuramos escapar en lo posible al dolor y al sufrimiento, el prudente no aspira al placer sino a la ausencia de dolor, Aristóteles de Ética a Nicómaco reconocemos que lo mejor que se puede encontrar en el mundo es un presente indoloro tranquilo y soportable, si lo alcanzamos sabemos apreciarlo y nos guardamos mucho de estropearlo con un anhelo incesante de alegrías imaginarias o con angustiadas preocupaciones cara siempre a un futuro incierto que por mucho que luchemos no deja de estar en manos del destino, acerca de ello ¿porque habría de ser necio procurar a todo momento que se disfrute en lo posible del presente como lo único seguro puesto que toda la vida no es mas que un trozo algo mas largo del presente y como tal totalmente pasajera? Con lo anterior me parece que todas las personas, especialmente las dedicadas a la política y al liderazgo son mitómanos, mitológicos, creen (lo que ni los siete sabios de Grecia creyeron) que pueden llevarnos a Arcadia donde todos cumplen sus tratos, son buenos, no les interesan los cargos sino el encargo, cumplen con sus impuestos, viven en la justa medianía, no dan ni reciben moches, no hay crímenes, hay becas y apoyos para los no favorecidos, no hay prian, el pueblo manda, goza de una transformación elevada a la cuarta potencia, el Ine sabe contar bien, todos jalan parejo, tienen derechos todos, hay unidad, habrá energía limpia y renovable, no se oculta nada, se dice lo que se piensa, se respetan todas las leyes y reglamentos desde el 18, se lucha por los ideales, no hay envidias y así con tal Arcadia se pierden en sus mitos sin tomar en cuenta que sólo están atrapados por el destino quien es el que tiene las riendas y el derecho indiscutible sobre todos nosotros, por lo pronto no seamos crédulos y solo procuremos disfrutar en lo posible del presente y escapar del dolor y sufrimiento.