+ Al paso que vamos no tardan en decirnos que les habla un “pajarito”
Cuando miles de veracruzanos esperaban del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador un discurso valeroso y contundente que anunciara medidas extremas en contra del crimen que opera en Veracruz cuyos sicarios, el viernes pasado dejaron un saldo de 13 personas muertas, entre ellas un niño, el asombro fue mayúsculo debido a que AMLO solo se limitó a vitorear, dentro de la celebración de jura de bandera de cadetes en la escuela y el 105 aniversario de la Defensa del Puerto de Veracruz, a su gobernador de papel, Cuitláhuac García.
Pese a que millones de electores veracruzanos acudieron a las urnas a votar por López Obrador y de paso hicieron ganar a Cuitláhuac la gubernatura, el presidente de la República nos cree una bola de pendejos que podemos tragarnos su mitómano y demagógico discurso al querernos vender la idea de que Cuitláhuac García, por el solo hecho de ser honesto, tiene ganada la guerra contra las hordas de asesinos que recorren de norte a sur y de este a oeste la entidad veracruzana, mientras su policía y su cuate el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado solo se limita a dar el pésame a los deudos de las víctimas de la masacre ocurrida en un salón de fiestas en Minatitlán.
Los veracruzanos no salimos del asombro. Y de remate Cuitláhuac y Eric Cisneros le echan la culpa al Fiscal General del Estado, Jorge Winckler Ortiz al que acusan de no investigar. Y realmente no investiga. Ni sirve el gobernador, ni el secretario de Gobierno como tampoco sirve el secretario de Seguridad Pública y el Fiscal.
Asesinatos, masacres, niños acribillados, feminicidios son el pan diario del Veracruz mientras que la mayoría de quienes habitan en esta entidad guardan silencio.
Solo escuchando la ola de justificaciones y estupideces de los mandatarios federal y estatal.
Ahora resulta que los muertos de Minatitlán, son “fruto podrido heredado” como lo etiquetó el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador en su conferencia mañanera brindada en el glorioso puerto al que horas después utilizó para exigir nuevamente que España pida perdón a México, pero le negó a la heroica ciudad y a sus habitantes una celebración digna por los 500 años de su fundación.
Han pasado más de 120 días. Más que suficientes para que la máquina de gobierno mal llamada Cuarta Transformación estuviera trabajando al 100 por ciento, pero siguen cobijando sus ineptitudes con el manto de la corrupción y las culpas de los anteriores gobiernos.
¿No hay nadie, individuos, grupos, asociaciones o sectores que les digan a Andrés Manuel y a Cuitláhuac que se ven ridículos e ineptos para millones de mexicanos que creyeron en ellos, en sus promesas y en su proyecto de nación y que esto se cobra en las urnas?