En política todo lo que parece es. Camelot.
Un gobernador de los tiempos imperiales, llegó a decir que en política lo más barato era el dinero. Con el se podía comprar, rentar o alquilar cualquier voto. Sobraron razones y casos en el país, donde los votos llegaron a comprarse, más de algún legislador que, en sus horas de nostalgia y de tristeza, cambió de bando por el bien de la patria. En política lo que se resuelve con dinero es barato. Como en ofertas de Chedraui cuesta poco.
El país no terminó de entender que el poder supremo tiene la magia de los millones de dólares para comprar conciencias y hacer el cambio de voto o de camiseta o de partido político. Lo que se ofrezca. Había sospechas que uno de los Magistrados chaquetearía, la misma presidenta anunciaba en sus mañaneras que esperaran a votación, porque muy seguro el gran prestidigitador, Adán Augusto, ya le había informado que el último voto, como el out 27 del béisbol, había caído.
Y así fue, la mañana de ese día kilométrico hubo un Magistrado, Alberto Pérez Dayán, que prefirió que lo enlodara el basurero de la historia y votó en contra de sus colegas Magistrados y se alineó a la 4T. Chaquetero, uuuuuto, come-cuando-hay, le gritaron a las afueras de la Suprema Corte. Es un amante de las carreras de Fórmula Uno y aseguran que le llegaron al precio. Adán Augusto es bueno repartiendo la baraja en el tapete del póker, seguro le habrá dicho: ‘Toma todo’ y aquello se calmó y ese barco navegaba en aguas más tranquilas. En Palacio Nacional sonrieron, como si estuvieran en Orizaba y la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo reveló su estrategia alternativa en caso de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) hubiera invalidado la reforma al Poder Judicial, lo que denominó su “plan D”. Detalló que la táctica era, primero, presentar nuevamente la iniciativa de reforma con dos modificaciones fundamentales: permitir la elección mediante voto popular del ministro que sustituirá a Luis María Aguilar, quien concluye su encargo el próximo 30 de noviembre. El otro cambio era eliminar el haber de retiro para los ministros.
Dos perlas. Lo que dijo Pérez Dayán: “Amigo querido, pues qué te digo. Nada. A mí no me presionó nadie. Es falso que haya denuncias y carpetas (de acoso sexual) en mi contra. Decidí, porque la jurisprudencia de la Corte así lo ordenaba. Nunca, desde 1994, se había intentado revisar la constitucionalidad de la Constitución. Así fue”, remató a Excélsior.
La de Noroña: “Larga vida a Pérez Dayán, ministro de la Corte que ayer, estando en contra de nuestra posición, estando en contra de los cambios constitucionales que llevamos a cabo, dijo: ‘Yo no tengo atribución legal para echar atrás ese marco constitucional”.
Ta güeno.