El Covid 19 nos cambió la vida a todos. Quizá mucho más de lo que nos hemos percatado. Lo más grave es que la raza humana en estos momentos no tiene futuro certero. No sabemos a dónde va a parar la pandemia o si realmente tendremos que ser nosotros los que nos adaptemos al virus para convivir con el, por mucho tiempo, como si se tratara de cualquier otra enfermedad de tantas con las que lidiamos en el día a día.
Pero nuestras rutinas cotidianas sí se han modificado para adaptarnos a la emergencia sanitaria, contingencia o comúnmente llamada cuarentena.
Muchos de nosotros dejamos el trabajo para laborar desde nuestras casas en la medida de lo posible, otros aprovechan el tiempo entrenando y estudiando pero muchos definitivamente han perdido la oportunidad de obtener ingresos, principalmente los que viven en la economía informal. Los que ya no pueden vender en las calles principalmente.
En estas últimas semanas ha sido notorio que cientos de negocios acudan a redes sociales a ofrecer sus servicios a domicilio. Por lo mismo negocios de comida rápida tienen una sobredemanda los fines de semana aunado a que los repartidores en motocicleta independientes registran mucha actividad e ingresos extras.
Ahora, al alargarse el periodo de aislamiento, la angustia de dónde vendrán los recursos para alimentar y sostener a la familia y cumplir con los compromisos aumenta de forma desmedida.
Baste ver aquí en nuestro municipio las manifestaciones de vendedores ambulantes, de comerciantes de ferias y de meseros, cocineras y garroteros independientes que, en la calle, con cárteles, de forma pacífica demuestran su desesperación al no haber trabajo por la cancelación de eventos y por el nulo ingreso para dar de comer a sus seres queridos. Piden ayuda, con justa razón. Ojalá que autoridades municipales les brinden la mano.
NO HAY DISCIPLINA EN CONTINGENCIA
Luego de que el subsecretario de Salud, López Gatell anunciara que ya faltaba poco para que la población, fuera incorporándose a su actividad normal de forma paulatina, esta semana se observó un incremento sustancial de personas en las calles, en negocios de comida que aún siguen abriendo, la mayoría sin protección mínima como cubre bocas o caretas.
Considero que a los mexicanos nos falta disciplina y unidad para afrontar hechos tan graves como los que vivimos en la actualidad en lo concerniente a la salud y economía.
Viene este como comentario por los mensajes de alerta que llegan desde el puerto de Veracruz, a donde su alcalde Fernando Yunes Márquez no ha querido ni podido someter al grupo de empresarios propietarios de antros ni para mantenerlos cerrados o mucho menos sellarlos por seguir operando de forma tranquila en esta contingencia, donde en las noches se aglomeran decenas de personas a beber y convivir como si nada ocurriera.
Vaya hasta el descaro tienen de anunciar sus eventos por redes sociales. Y el colmo es que el ayuntamiento de Veracruz ya quitó las barreras metálicas que impedían el acceso a las playas, es decir, ya todos tienen entrada libre. Así tanto las concentraciones de borrachos por las noches como las concentraciones de visitantes a la playa están a la orden del día. Por algo Veracruz y Boca del Río ostentan los índices más altos de contagio de coronavirus Covid 19: Veracruz con 2 muertos y 47 casos positivos y Boca del Río, 20 positivos hasta ayer, más los que se sumen en la etapa tres.