Bajo el título de “Mujeres pintoras, 1780-1830. Nacimiento de un combate”, el museo de Luxemburgo presenta una exposición dedicada a las primeras francesas que practicaron la pintura como profesionales. A través de 70 obras se cuenta la historia de estas mujeres que la memoria colectiva relegó al olvido.
Talentos femeninos como Elisabeth Vigée Le Brun, tuvieron que luchar por un espacio en la escena artística de la época que no admitía mujeres en los talleres de pintura. La justificación para mantenerlas al margen era la creencia de que las mujeres, por su débil constitución física y mental, no podían pintar tan bien como los hombres (¡!).
Estas pintoras tuvieron también que inventar estrategias complejas para poder vivir de la venta de sus cuadros. Al recorrer las salas de la exposición, el visitante puede apreciar en detalle la capacidad de estas mujeres artistas de producir obras de gran calidad.