Hace algunas semanas visitamos la Opera Garnier y nos despedimos antes de entrar al espectáculo (https://sucesosdeveracruz.com.mx/desde-el-quinto/la-opera-garnier/). En esta ocasión veremos “Don Pasquale” de Gaetano Donizzetti y entraremos la sala principal a la que se accede por una escalera doble. Hecha de mármol blanco, esta escalinata es monumental pues mide 30 m de altura y en los pasamanos se utilizaron materiales tan variados como el cobre, el ónix y mármoles de diferentes colores.
En el primer piso varias puertas se abren hacia los mejores lugares de la sala, es decir los de óptima visibilidad y, evidentemente, los más caros. Otras escaleras más discretas llevan a los pisos superiores donde se encuentran los asientos de menor categoría. La sala en color rojo y oro tiene forma de herradura, presenta balcones en cuatro niveles diferentes, así como numerosos palcos y puede contener hasta 2,000 personas sentadas.
Lo primero que llama la atención al entrar es la inmensa cortina de la escena de 16 metros de ancho por 10 de largo. Se trata en realidad de una mampara hecha en tela de lino que representa, en trompe-l’oeil, un drapeado de terciopelo rojo con galones, cordones y borlas doradas. La cúpula, concebida por Marc Chagall en 1964, cuenta la historia de las artes, como la danza y la ópera, en colores vivos.
El escenario de Garnier se adaptó maravillosamente a la representación de la ópera buffa Don Pasquale. Se le denomina buffa a aquella ópera que aborda un tema cómico. En este caso, se trata de un hombre mayor y muy rico que se casa con una jovencita falsamente tímida, educada en un convento y que, después de la boda, se convierte en una tirana que no lo deja vivir tranquilo. Esta divertida historia en italiano desborda de entusiasmo y solicita mucha energía por parte de los cantantes. Para muestra basta un botón, aquí les dejo el link hacia el aria más conocida: