Ahora que la Secretaría de Educación Pública, tras las arremetidas contra las evaluaciones, anunció que desaparece la única prueba que se hacía para conocer, aunque sea con limitaciones, el estado de la educación en México, las pruebas se limitarán a una evaluación muy superficial y diseñada a modo de que no aparezca tan en la calle nuestro sistema educativo, particularmente la enseñanza básica y la media superior.
En la educación básica, el que inevitablemente será el próximo secretario de educación (actual líder político), ya dictó su sentencia de inmediata ejecución: muerte a las evaluaciones. Y como esto propició cierta reticencia, porque de alguna manera se tiene que probar que esto que llaman la Nueva Escuela tiene que justificarse, se diseña una pruebita hecha a la medida… del desastre. En cuanto a la prueba PISA, que aplica mundialmente la OCDE, también no les ha caído bien a quienes trabajan en las oficinas de la SEP y de todas formas han buscado eliminarla. Así no nos exhibiremos más a escala mundial.
En los tiempos de Peña Nieto, aquellas pruebas ENLACE y PLANEA se fueron al basurero. A pesar del profesionalismo de la doctora Sylvia Schmelkes quien, al frente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, luchó por hacer un trabajo estrictamente profesional, el gobierno sustituto lo desapareció y nos quedamos con saber nada. Así se eliminó el malestar hepático que causaban, por ejemplo, estos datos: según la SEP de 2015, en todo el país había ocho mil maestros de primaria y secundaria «destacados» (¡el 7.9 %!), el 14.1 % con calificación de insuficiente (reprobados) y el 37.6 % con calificación de suficiente (de panzazo). En bachillerato, hubo 1 544 (7.4 %) «excelentes», 18.5 % obtuvieron calificación insuficiente y 31.5 %, suficiente (La Jornada/14/12/15). ¿Ya estaremos mejor? Preferible no saber…,
Huérfanos de información, tenemos ahora nuevos datos, solo que obtenidos de una investigación del Monitor de Educación 2024, de Ipsos. Esta empresa, fundada en París en 1975 por Didier Truchot, es la tercera compañía en investigación de mercados en el mundo. Tiene una bien ganada reputación de que sus datos están rigurosamente verificados. Como anuncia en su portal: «nos aseguramos de que cada byte de datos sea la voz inalterada de un encuestado genuino. Verificamos constantemente la autenticidad y credibilidad de nuestros encuestados y de los datos que proporcionan. Para logarlo usamos lo mejor de la ciencia, la tecnología y el know-how, aplicando principios de seguridad, simplicidad, velocidad y sustancia a todo lo que hacemos» (https://www.ipsos.com). Confiable, pues, no como las políticas.
Bien, ahí van unas pocas cifras proporcionadas por Fernando Álvarez, Senior Group Director Ipsos en México: El estudio se aplicó en 30 países. En México el 42 % de los encuestados calificó como mala la educación y solo el 21 % como buena; el 36 % consideró inadecuada la capacidad de los maestros, el 34 % como desactualizados los planes de estudio y 30% inadecuada la infraestructura escolar.
La información es un poco menos cruel respecto a la educación superior: el 62% de los mexicanos opina que los alumnos se están preparando adecuadamente para sus futuras carreras (y ojalá no nos toque un médico, abogado, arquitecto, etc. del 38 % restante), el 58% cree que el sistema educativo contribuye a reducir las desigualdades sociales. «Estos resultados, apunta el estudio, nos indican que, a pesar de los desafíos, la educación en México todavía desempeña un papel crucial en la promoción de la equidad y la preparación profesional». Ya veremos con la reforma…
En cuanto al uso de las redes sociales, el 72 % piensa que deben prohibirse a menores de 14 años, dentro y fuera de las escuelas, aunque el 45% de los mexicanos apoya el uso de la inteligencia artificial en el sistema educativo, y un 40% cree que las tecnologías pueden tener un impacto positivo en el futuro de la educación.
De acuerdo con el Monitor de Educación 2024, «una mayor apertura a la innovación y la tecnología, combinada con un enfoque en mejorar la infraestructura y la capacitación de los docentes, podría ser fundamental para transformar el sistema educativo de nuestro país y asegurar un futuro favorable». Y añado: otros planes de estudio… con más ciencia y menos doctrina.
Y concluye: «En un mundo donde la educación es un pilar fundamental para el desarrollo social y económico, México enfrenta retos significativos poniendo en riesgo nuestro progreso».
Más riesgos…
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