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De vicio a virtud

Quizá alguien todavía recuerde que, hace muy pocos ayeres, un señor que trabajaba (y parece que sobrevive allí) como director de Materiales Educativos en la SEP, y que fue el «cerebro luminoso» que encabezó la fenomenal tarea de desechar todo el material que desde hace muchos años servía para elaborar los libros de texto para la educación de los niños del país, ese mismo señor, Marx Arriaga, en la charla Formación de docentes lectores en las escuelas Normales, que brindó a los maestros, dijo lo siguiente: «Hoy no tenemos comunidades en donde nos apoyemos unos con otros, lo que poseemos son tribus radicalizadas que le declaran la guerra a los diferentes; […] antes de la pandemia nos encontrábamos en escenarios donde la lectura se interpretaba como una acción vinculada a ciertos momentos del desarrollo ciudadano, en donde su valor como herramienta de transformación social se desdibujaba frente a su carácter estético». Es decir, la literatura se tomaba más como disfrute estético que como herramienta de transformación social, asunto bastante discutible. Y «Así, se repetía sin cesar que la literatura era importante porque divertía a las personas, porque las ayudaba a evadirse de la realidad y sonreír» (https://x.com/MarxArriaga/status/1421157256926744581/photo/4).

Y por esa razón, dijo, esa «infantilización de la lectura» origina que los niños pierdan el gusto por leer al llegar a la adolescencia.

Bueno, dejando los díceres de ese señor, podemos afirmar que la lectura no se pierde por esa supuesta infantilización. A los niños se les induce a la lectura, tanto por su valor estético (lo que no tiene nada de censurable), como porque contribuye a su formación como estudiantes y como seres humanos. Por la lectura, el niño aprende las distintas formas de vida que hay, la diversidad de culturas, los valores y tradiciones de su pueblo, y los valores de su comunidad. Aprende a vivir un abanico de vidas…

No sé de dónde se desprende que el gusto estético por un arte, sea literatura, música, escultura, pintura o cualquier otra, deba ser censurado por banal y hasta erradicado y suplantado por la idea reduccionista de que solamente valen, las artes, por su función de «herramientas de transformación social».

Toda arte es polimórfica, polivalente como creación o recreación humana. Los pintores de las cuevas de Altamira, los griegos, los romanos y todos los millones de creadores han conformado un ejército de formadores y transformadores sociales. Cuando Fidias, Homero, Virgilio, Safo, Miguel Ángel, Cervantes, Van Gogh, Picasso, Goya, Haydn, Mozart, Paganini y toda la pléyade de artistas, crean una obra no están pensando, precisa o exclusivamente en provocar un goce estético…, ni tampoco una revolución social.

Si el señor Marx piensa y enseña a los maestros normalistas que esa «infantilización de la lectura», esa «sectarización» (¿no será sectarismo?) como también la califica, «es el resultado de una política pública encaminada a una propuesta de mercado en donde se fomenta la adquisición de un producto, pero no el desarrollo del individuo y menos aún su convivencia en comunidad», está mirando con tapaojos, no solo el trabajo inconmensurable de tantísimos artistas que en el mundo han sido, sino también de otro ejército de maestros y educadores que han pasado su vida y ejercido su profesión con un sentido plenamente humano y más liberador que las triste y anémicas propuestas que los materiales «educativos» (abiertamente ideologizados, aunque el señor lo niegue) con que ahora quieren «educar» a los niños y adolescentes.

Pero, como todo cambia y más los intereses de la política pragmática, ahora leemos la respuesta que la misma SEP, a través de la Dirección General de Educación Media Superior, da al señor Marx.

En el documento que describe y justifica el programa de Lengua y Comunicación para bachillerato, al desglosar la segunda Categoría del Recurso Sociocognitivo de Lengua y Comunicación, se lee un buen texto que copio a renglón seguido:

«Categoría: La exploración del mundo a través de la lectura: Es un proceso continuo y acumulativo de análisis de diversos textos, que permiten al estudiantado decodificar, comprender e interpretar los mensajes de la lectura y consulta, contenidos en este tipo de documentos. Permite adquirir nuevos conocimientos y crear nuevos significados sobre sí mismo/a, su medio social y/o ambiental que le rodea, asimismo contribuye al desarrollo del placer por la lectura, e impulsa la exploración de asuntos de interés o relevancia para el estudiantado y sus comunidades».

Enseguida, las «Subcategorías: 1) El acceso a la cultura por medio de la lectura. El estudiantado podrá seleccionar, obtener, comprender, interpretar y aprovechar la información contenida en diversos textos, de forma que les permitan el entendimiento sobre sí mismo, los demás o su entorno social o ambiental. 2) El deleite de la lectura: El estudiantado tendrá acceso al goce experiencial de la lectura por la satisfacción que le brinda, ya sea el deleite estético ante la forma y/o el contenido del texto, o bien el hallazgo de información y de nuevos conocimientos que dan cauce a la resolución de necesidades sobre sí mismo, los demás o su medio social o ambiental (Progresiones de aprendizaje de Lengua y Comunicación pág. 6).

Sería muy útil que el señor Marx leyera los documentos de la misma SEP.

grdgg@live.com.mx

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