En el nuevo plan de estudios de bachillerato, las asignaturas del área de filosofía son eliminadas y se sustituyen por un genérico «Humanidades», que los alumnos deben cursar en los tres primeros semestres. Según el Acuerdo del 09/08/23, que entró en vigor (supuestamente) desde el ciclo escolar 23-24, todas las escuelas de Educación Media Superior deberán ajustarse a ese modelo.
Según el documento oficial, «Humanidades es el área de conocimiento donde el estudiantado y personal docente y académico valoran, se apropian, usan y actualizan saberes, prácticas, técnicas, habilidades, disposiciones, conocimientos y conceptos de las tradiciones humanísticas entendidas en su generalidad, así como desde la formación filosófica en lo particular, (y) asume como eje, la formación y el ejercicio de habilidades para el pensamiento crítico, el autoconocimiento y la metacognición, con los objetivos de generar efectos en su experiencia personal y en la experiencia colectiva, presente y futura, y participar en la transformación de la sociedad. Se busca ser copartícipe en la generación de ciudadanos reflexivos, autónomos y con consciencia crítica de su entorno y agencia».
Asimismo, dice el Acuerdo que, en la formación filosófica, se utilizan los siguientes conocimientos: Temas de filosofía; Lógica, argumentación y pensamiento crítico; Discursos y epistemologías; Temas de ética; Problemas de la ética; Prácticas y usos políticos; Usos éticos y políticos del discurso; Temas de metafísica u ontología; Ética y praxis y Temas de estética»
El área de Humanidades, añade el documento, se encuentra constituida por tres categorías: 1) Vivir aquí y ahora: hace referencia a las múltiples maneras en que se puede pensar y discutir la existencia de los vivientes desde la circunstancia particular de los estudiantes. 2) Estar juntos: busca abrir un espacio problemático sobre las formas en que se puede concebir y experimentar lo colectivo: soberanía, obediencia, rebeldía, insurrección, instituciones y leyes, violencia y poder, etc. Y 3) Experiencias: remite al ámbito de problemas relacionados con dónde estoy, cómo soy, lo que quiero, lo que sé, lo que apasiona, etc. (https://educacionmediasuperior.sep.gob.mx/propuestaMCCEMS).
Como se puede apreciar, el temario no deja de ser interesante. Que el alumno de bachillerato reflexione sobre estos temas es muy importante porque permite analizar, compartir, aportar razones, revisar creencias, fundamentar opiniones y juicios, tomar decisiones, etc. Que se abra, oficialmente, esta oportunidad es loable. Pero…
Cuando se enuncian los temas que se abordan, parece que los estudiantes de verdad van a aprender todos los temas de Lógica, de Ética y las aportaciones, tesis, teorías y doctrinas de los filósofos, desde el siglo VI a.C. hasta la actualidad. También parece que se cambia el nombre de la materia, pero no los contenidos ni su metodología de enseñanza-aprendizaje, como estaban en los programas de toda la historia del bachillerato.
Sin embargo, no es así. En este modelo va todo en mezcla y sin hacer referencia (al menos, explícitamente) a esas grandes filosofías que se han dado en el transcurso de la historia del género humano.
Y lo hace medio copiando o inspirándose en el modelo de la Filosofía para Niños. Esta metodología fue ideada por Mathew Lipman y ha tenido gran avance y productiva difusión y práctica. Gracias al valor, entusiasmo y tenacidad de quienes la conocen y la aplican como debe ser, la FpN ha sido adoptada por varios centros educativos de muchos países, entre ellos, México. Los centros de formación de facilitadores han hecho una muy notable y loable labor. Insistentemente han acudido a los escenarios legislativos a exponerla y a tratar de convencer de su muy necesaria y fructífera aplicación.
A pesar de las promesas oficiales, los resultados no han sido tan favorables como se esperaba. Se prometió incluirla en los planes de estudio de toda la educación básica y media. Sin embargo, por intereses ajenos a la educación y el desconocimiento de su fundamentación y metodología, poco y nada se ha logrado. Además, la Filosofía para Niños (y jóvenes) requiere facilitadores que sean debidamente instruidos y formados en su espíritu. Tarea que, en lo general, no existe en la mentalidad de quienes toman las decisiones en la educación mexicana.
Ahora, eliminando de raíz los estudios de las disciplinas que comprende la filosofía, especialmente las que antes se impartían en bachillerato y que permitían una bien sólida formación humanística, se presenta esto que denominan Humanidades, y que se reduce a elaborar una serie de preguntas sobre un tema determinado para ser discutido en el salón de clases (en lo que llaman Conversación dialógica), sin seguir los bien fundamentados y fructíferos procedimientos ideados por Lipman.
Lástima, la formación filosófica (o humanista para quienes les escuece la palabra filosofía) queda reducida a horas y horas de pasar el tiempo en el salón de clases, hablar, platicar y, tal vez, discutir temas interesantes, pero sin una debida metodología ni claridad en formas y fines.
Insisto: está muy bien incluir en el currículo de bachillerato (y debiera hacerse en todo el sistema educativo), una continuada y seria reflexión sobre temas tan trascendentales para la vida profesional, social e individual de los alumnos como los que comprende la filosofía, pero la falla está en omitir lo que es estudiar la asignatura. Se puede decir así: está bien que los estudiantes «hagan filosofía», pero es una terrible omisión que no aprendan las aportaciones que sobre los temas vitales ha hecho la ciencia filosófica a través de los siglos.
He aquí un ejemplo de cuestionario para que docente y alumnos «filosofen»:
Preguntas: ¿Qué distingue una vida humana de una no humana?, ¿Cómo distingues a un ser humano de un robot o de una mascota? El cuerpo de los vivientes tiene procesos que escapan a la voluntad consciente, ¿eso podría significar que no somos libres del todo?, ¿Eres exactamente el mismo tipo de ser humano que un australopithecus o un homo neanderthalensis?, ¿Qué imaginas que es lo maquínico (¡!) en el hombre?, Cuando un ser humano tiene prótesis, ¿cambia o se ve afectada su humanidad?
Eso sí, aclara el documento: «Los autores, obras, componentes o preguntas son elementos sugeridos. Se apela a la autonomía y creatividad del personal docente para la elaboración y enriquecimiento de las planeaciones didácticas para que estas sean pertinentes y situadas en cada subsistema, privilegiando un ambiente de aprendizaje activo».
Suena bonito, pero no es lo que se va a lograr. Es como un idioma: hablarlo no quiere decir «saberlo».
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